Contacto
«El primer paso es la admisión: admitir que no podemos hacerlo solos..»
Bill W.
Co-Fundador de AA
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Preguntas Frecuentes
A continuación hay preguntas frecuentes para su consulta rápida, para mayor información contáctenos.
Usted es miembro de si así lo dice y en el momento que lo haga. El único requisito para ser miembro de AA es querer dejar de beber, y muchos de nosotros no estábamos muy convencidos acerca de eso cuando nos acercamos a AA por primera vez.
En AA sabemos lo que es ser adictos al alcohol y no poder cumplir las promesas que les hicimos a otros y a nosotros mismos, de dejar de beber. No somos terapeutas profesionales. Nuestra única calificación para ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo es que nosotros mismos hemos dejado de beber; y las personas con problemas con la bebida que acuden a nosotros saben que la recuperación es posible porque han visto a personas que la han logrado.
Para ser miembro de un grupo no se necesita una solicitud formal. Nuestra Tercera Tradición nos dice que “El único requisito para ser miembro de A.A. es querer dejar de beber”. Así como somos miembros de A.A. si decimos que lo somos, somos miembros de un grupo, si decimos que lo somos.
Para ser miembro de AA no se pagan derechos de admisión ni cuotas; Un grupo de AA generalmente hará una colecta voluntaria durante la reunión para cubrir los gastos, tales como el alquiler, la cuenta de Internet, el café, etcétera, y todos los miembros pueden contribuir tanto o tan poco como deseen.
No. Y tampoco está afiliada con ninguna organización religiosa.
La ausencia de reglas, reglamentos u obligaciones es una de las características singulares de AA como grupo local y como Comunidad mundial. No hay estatutos que digan que un miembro deba asistir a un cierto número de reuniones en un período dado. Es de entender, claro, que la mayoría de los grupos tengan su tradición no escrita de que a cualquier persona que siga bebiendo y que perturbe una reunión se le puede pedir que salga de la sala; esa misma persona podrá ser recibida de nuevo cuando no vaya a perturbar la reunión. Mientras tanto, los miembros del grupo harán lo posible para ayudar a transmitirle la sobriedad a la persona si tiene un deseo sincero de dejar de beber.
Diariamente aumenta el número de mujeres que encuentran ayuda en la Comunidad de AA para su problema con la bebida. Aproximadamente el 38 % de los miembros de AA son mujeres; entre los principiantes, la proporción ha venido incrementando de forma continua. Al igual que todos los miembros de la Comunidad, las mujeres representan todos los grupos de la sociedad y todas las clases de alcohólicos. Las mujeres alcohólicas a menudo tienen problemas especiales para lograr sobriedad, distintos a los de los hombres, puesto que la sociedad ha aplicado estándares diferentes para el comportamiento de las mujeres, y algunas pueden sentir que el abuso del alcohol es un estigma mayor para la mujer que para el hombre. AA no hace distinciones de esa clase.
Uno de los aspectos más alentadores del crecimiento de AA es que el número de gente joven que es atraída por el programa antes de que sus problemas de alcoholismo resulten en un desastre definitivo aumenta constantemente. Ahora que la naturaleza progresiva del alcoholismo se comprende mejor que antes, esos jóvenes reconocen que si uno es alcohólico, lo mejor es combatir la enfermedad en sus comienzos. En los inicios del programa, se pensaba generalmente que los únicos candidatos lógicos eran las personas que habían perdido sus empleos, habían dañado por completo su vida de familia, se habían quedado sin hogar, o, en una u otra forma, se habían aislado de la vida social normal durante varios años. Hoy en día, muchos de los jóvenes que acuden a AA apenas han pasado de los veinte años de edad. Otros aún no los han cumplido. Muchos aún conservan sus empleos y tienen sus familias. Muchos no han estado nunca en la cárcel ni en ninguna institución. Pero han presentido la suerte que les espera, reconocen que son alcohólicos y no quieren dejar que el alcoholismo siga con ellos su curso desastroso. La necesidad de recuperarse es tan fuerte en ellos como en las personas mayores que no tuvieron la oportunidad de acudir a AA en su juventud. Una vez que se hacen miembros de AA los jóvenes y los viejos rara vez se fijan en su diferencia de edad. En AA ambos grupos comienzan una nueva vida desde el mismo punto: el último trago.
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